viernes, 16 de septiembre de 2016

Serpenteas a 40°, haces que todo arda.

hay que tener
las herramientas necesarias
& saber jugar con ellas
porque tú
con el vientre lleno
seguías escalando montañas
aún cuando en tu espalda
vivían los fantasmas 

sabías en el fondo
que ni las tabletas
ni las cápsulas
ni las voces

tienes los ruidos más feroces
(aún)
para derribar la basura
que colapsaba
en la esquina
de tu pecho

tu pecho,
después,
dio vida
hoy va corriendo
& entra a la alberca 
a jugar con el confeti

lees a Durkheim
seguro lo sabes de memoria
sigue sorprendiéndome
todo lo que conoces

nunca había pasado esto
escuchar una voz
escuchar un poema de una voz
& después sentir cómo todo es leve

la levedad sí es soportable
-déjame decirte, Kundera-
porque la he sentido cuando la miro
cuando estamos cerca
cuando estamos lejos
cuando ni siquiera hablamos

hablar de ovnis
de esos que trae en la piel 
yo en la piel traigo el calor norteño
& una estampa de la ferocidad

a veces 
suele alguien correr a decirte 
que le gusta lo que haces
que ha salido increíble el acto

pero nunca había visto
unos ojos brillantes
corriendo emocionados hacia mí
y esos dientes de alineación perfecta
asomándose entre una boca de sueño

he dicho tantas veces esa frase
'la perfección en un cuerpo'
porque la belleza existe
pero que esta vez ha sido mucho más

más allá de la bahía
más allá de las olas serpenteando
más allá de ella
serpenteándole al mar]
más allá del mar
cuya existencia es
interminablente absurda
cuando estás lejos de él



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