martes, 29 de marzo de 2016

De AUTOBIOGRAFIARSE o contar la historia mirando al techo.


“Quiero ser llamado universitario,
no por estar en la universidad,
sino por estar en el uni-verso.” David Meza.

Al final la “h”, de aspecto carrusel, de nada humano me es ajeno, abierta al tiempo, un por mi raza nunca callará esta voz. Constituida de partes de otras partes. Un rompecabezas. Nací en el Estado del silencio, donde caen las flores y nadie las salva, donde es ‘mejor’ (lo peor) nada decir y continuar el camino volteando la vista, donde no hay metro ni transporte seguro, pero hay gente que aún mira al cielo y planta semillas: Estado de México; municipio que queda a dos horas y minutos de la capital de magia. A veces me quejo, otras me  gusta observar el jardín ejidal que tanto cuidan mis padres y del que he disfrutado con mis hermanos. Ocupo entre ellos el lugar  2º, estoy después de una Gimena (con ‘G’) y antes de un Javier (con ‘J’). Con Jime hice mi primer rompecabezas, por ella aprendí el abecedario –abejita, barco, casa, dado- y seguramente muchas cosas más; por Javier aprendí que los planetas son más grandes que las casas y que no importa el número de juguetes sino la creatividad y compartir. Ambos son ejemplo y a ambos los llevo en las entrañas como a toda la gente que amo.
Tengo 21 años de vida y 20 sin guardar silencio. “Puedo contar mi vida uniendo casualidades”, eso dice una de mis películas favoritas y es, entonces, justo así, mi vida va unida de causalidades. Mi vida no, mi vida nunca. Mi vida nunca fue un pájaro sangrando estambre por las alas. Capadocia es una cárcel más real que ficticia, así es como llegué aquí. Mi mejor  cumpleaños había sido el festejo de los 17, fue  a los 17 cuando decidí estudiar Psicología, el ‘sueño dorado’ como lo llamaba, era ingresar a esa Facultad; a los 18 ya estaba convencida de que era mi lugar, aún cuando no lograba entrar a la carrera en ése año (2012: Matemáticas 4 de 24). Siempre he sido aferrada y siempre logro lo que me propongo; no me gusta la permanencia, no la soporto. Entré a la UACM, me tocó huelga y no era entonces tan rebelde para defender lo que debía… La dejé (no hay día en que no piense en sus pasillos). Después estuve colgándome una playera roja de la UAM-A, tampoco hay día que no extrañe plaza Cosei y la biblio, además del mejor café. Si Psicología es la tercera carrera que llevo cursada más de un trimestre, entonces, sí  es mi lugar.
Hoy, como antes, una cárcel porque desconozco el sistema de cifrar a las personas, recalco mi formación, recalco lo que soy y no soy algo ni alguien, soy todos. Me gusta ver a las personas cuando les brillan los ojos y llevan una vela encendida entre ellos. A algunos, sí, aún les brillan… Pensé que era la forma más fácil de poder llegar a esa institución gubernamental tan marginada, hoy estoy dentro de, por otra razón. De esa veces que debes tomar un camino y decides que es mejor el otro por los charcos. Así mi vida. Salto en salto.
Pensaba en la dificultad que trae, la responsabilidad tan grande de saber escuchar, escuchar en realidad y no sólo hacer como que lo haces. Despertar antes de las 5am porque si no, no llegas a clase. Qué complicado andar trasladándose tanto tiempo. Qué complicado, he pensado siempre, es no cortar las metas y continuar. Seguramente mi vida va pegada al hilo, no me importaría caer ahora, justo ahora me siento plena y cuento hacia atrás sin temor a quedarme allá. Hoy el puzzle está completo y sonrío cuando lo reafirmo. Me siento con súperpomderes. He conocido a los mejores. Los he tenido a mi lado, los he abrazado, los he besado, hemos dormido en la misma habitación, en la misma cama. Estoy aquí porque quiero estar aquí y si me voy, es porque quiero marcharme. Que siempre he hecho lo que quiero y así será hasta la última decisión. Somos libres a veces, cuando esto sucede, el taladrar una hoja blanca con un montón de letras con o sin sentido porque “la poesía puede conducir a ningún lado”, como el maestro Parra lo dijo, hermano de Violeta, amigo siempre de Jara; de la tierra chilena, de la vida combativa. Así, como él como ella como todos. Como Kuykendall como Xelhua Romero como Allende como Tehuatlie. A nada puede conducir lo que decimos, pero somos estruendo repetido no por la cifra conocida, sino por la multiplicada por cada voz. Estoy aquí por eso, por los que salen a gritar sin suéter con los pies cansados con la garganta rota. Me ha hilado el coincidir, Sandrah con “h”, por el reggae, por sus dreadlocks, por la firmeza y la rebeldía de estar en el lugar de las margaritas. Porque el buscador arroje datos de qué es lo que hago, qué he logrado y qué he gritado. Estoy aquí, por los regalos que me han hecho. Por Fabi que dijo “acércate”, por Josette que fue mi alma gemela los años de las decisiones, por su mamá que dijo esas palabras al bajar del auto; por Héctor y la filosofía gratis, por Ángeles que siempre me preguntó si algo pasaba; por teach que me decía “mi niña”, por Toñita que me regañaba por “rebelde” y al mismo tiempo me decía que algo iba a cambiar,  por Maricela que fue teach y amiga, por Luis y las clases de Español, hasta por Jorge que fue el primero en llamarme “revoltosa”, por Araceli que fue la mejor amistad; por Lucy cuando los dibujos. Por Gerardo y las piñas. Por mis amigos de primaria que fueron ejemplo; por el kínder a 10min de casa (corriendo), por la maestra que me siguió cuando escapé, por mi lonchera de bichos, por mi velocidad; por las puertas que se pueden abrir cuando sólo quieres salir del lugar que sea; por ti, Elizabeth, por los chochitos de chocolate, por ser mi profesora favorita, la primera en mi formación. Por creer en esta niña “tan despierta.”
Soy ahora por mi abuela que puso limón en la herida de la que aún hay rastro; por mi abuelo que siempre hace que la luz esté, de todas las formas posibles y a pesar de todo; por el de la voz aguardientosa que siempre me abrazaba (como dije el día que nos despedimos, nunca lo voy a olvidar. Por él cada cuidado.)
[Pero sobre todo por ti que ya no estás pero deberías, porque Pablo ha sido el mejor estudiante de la familia entera y sonríe cada vez más bonito y le crecen las pestañas cada día más y sus ojos encienden más que el fuego en tu vestido de novia, porque Pablo es el muchacho más mágico de toda la colonia y toda la colonia lo sabe. Porque es el más fuerte, no como yo que ya estoy llorando. Por ti, que me enseñaste sobre menstruación y sobre las vidas que terminan prematuramente, por ti que me llevabas a lugares de tu mano. Por ti, siempre más por ti, por ti todo. Por ti siempre. Por ti siempre. Por ti y por regresar a despedirte en sueños. Por ese abrazo. Por ser la más humilde y la de la sonrisa más bonita. Por ti, que te gustaba la poesía y las pulseras rojas, de allá mi gusto no tengo duda. Por ti cada hilo bien colocado. Por ti no más injusticias. Por ti el odio a la negligencia. Por ti, siempre, siempre. Por ti cada lucha y cada palabra. Y bajo la vista, por ti, por tu perdón a tiempo. Por tu gigantesca alma, por hacer de mi esta persona tan fuerte. Por ti y por tus consejos, por ti y tu tiempo, por aguantar hasta el final, por ser mis motivos al despertar, por ti cada segundo, tía.]
Por cada uno de los que aún están. Por Michoacán y el despertar fresco entre aguacates y muchos niños haciendo preguntas. Por mis tíos que comparten. Por mi abuela y la agonía, por mi abuelo y su guitarra. Por la sangre que llevo.
Sangre que no podría ser otra más que ésta que se convierte en tinta de pulpo polimorfo cuando escribo. Por el tiempo frenético de mi generación en la que crujo. Gracias a todos soy y todos me constituyen, estoy hecha de lo compartido al bailar Techno a las 18:00 horas siendo con todos nieve conservándose en infinitos, nombrando las flores sin recordar a nadie, con un dedo podrido, hablando in inglish on the borderline, cargando el saxofón con mi bigote bien recortado, eso he sido yo pasando  a mi corazón por fuego para revivirlo, leyendo en la carretera poemas Disueltos con la intransigencia, siendo el campeón del Claustro, gritando con Los Tristes y el palpito de la pulpa vaginosa, en el Oriente con las tortillas al comal, con un colibrí al hombro, el colibrí y la flor, el colibrí y la flor el colibrí y la flor, transmutando, transmutando en perros, en simios,  siendo negra, la más negra, siempre negra. Escribiendo 100 cuartillas en 4 días con 4 litros de mezquina cocacola, ¿amor, para qué? ¡Pura poeteadera…!
Así, entre pintores y el dinero, conocí también a Andrés, y gracias a Andrés, porque por él el Colectivo y la primera vez de no guardar silencio.
Soy esto por lo que ha sucedido, por la palabra, la oralidad y el mensaje. Gracias infinitas por todo lo que me han enseñando, por cada abrazo, por cada fracaso y siempre por cada logro. Porque “lo mismo son 10 mil que poca gente, lo importante es transmitir lo que se siente”. Por asistir ése día de Julio y modificar mi vida: Comikk hermano y ejemplo, Dianita de postura frente al mundo, Ramira de desorden, Kash de camino y Maiiky de roto, Womer de viaje, Yorch de sintonía, hermano Crisis de alma limpia, Dan de loco, Pussy de espejo. Pussy gracias por Pimi, por el sillón, por Tlalpan a las 3am, por llevarme de tu brazo, por abrazarme, por compartir, por tu poesía, por tu talento, por tu poesía, por coincidir, por el amor. Gracias Emma, gracias Sara. Gracias por el pulque, por el café, por el té de canela. Por los domingos de desayuno y recuento.
Llevo fechada la vida con un 16 de Junio, cuando nació la mejor complicidad, con los ojos más bonitos y los dientes más perfectos. Si alguien me pregunta por qué mi forma de amar, la respuesta es a quien le debo el amor por el cine y escuchar a profundidad las canciones, así como de disfrutar de las cosas simples; a quien culpo de mi nuevo cariño por los gatos y quizá a Charles, a la calle Madero y Bellas Artes. A ella que lloró en mi hombro mientras le temblaba la barbilla, a quien me enseñaba todos los días. Quien me cantaba. Gracias porque por ella mis canciones favoritas y mi afición por la multiculturalidad de la vida; por las charlas, por el concierto, por el sonido del tren, por los ronroneos de Micha, por las charlas de 10pm a 4am. (Y nos dieron las 10 y las 11, las 12 y la 1 y las 2 y las 3…) por Sabina y por Karly. Por todo. Por el calendario de Magritte en mi pared. Por la única carta. Por la cerveza, por los abrazos favoritos, por sus labios, por su voz. Por su ex/esperanza. Por su amor y por nuestro fracaso de 4 años. Por lo aprendido (gracias)  por lo perdido, (gracias).
Hablo en pasado y nadie es parte de porque siempre aparecen y siempre es ahora.  Soy también los ladridos de Whisky, la espera de Whisky; su compañía en esos tiempos de fría neblina y pasto de nostalgia.
Surfeo con estilo gracias a Sor Juana y a Neruda, por ustedes el camino es el más bello. Constituida de poesía, porque la poesía me persigue. Soy de Rokha, de Ginsberg y Kerouac, de Burroughs y fluoxetina en mi sopa, de MarioSantiago y los infras, de Artaud su traje de astronauta y las anécdotas. Soy de Vallejo, Castillo, Enciso, Pizarnik, Woolf. Soy de Pérez-Vallejo, Sastre, MacGregor. De Bukowski y Miles ft. Coltrane de fondo. De Samperio y Ezequiel. Soy siempre de Huidobro y de Girondo. Hija de la metáfora y la jitanjáfora. Sandrah de son jarocho, de folk y blues, de Sofía, Blenders, Víctor y Chet’s (Baker y Faker). De metales y vientos completos: saxofones, trompetas, trombones, tubas, acordeones, armónicas, llévele llévele. Sandrah que agradece al arte, porque el arte es un arma cargada de futuro. Gracias Zahíd, por hablarnos de espaldas y confesar los anhelos sin interrumpirnos. Gracias a mi roja favorita (Itzel), sin ella la vida no sería vida ni habría logrado mi misión (infinitas gracias, Carmela roja, porque hiciste que mi mundo revolucionara). Gracias mujeres de fuego, por pintar los caracoles de magia y por escalar los muros grises, las tengo en la mirada: Aída, Natacha, Maye, Lulú, Lili, güera, Mireli. Gracias Alfredo y todos, siempre serán la diamantina entre el espacio.
Mencionar las mangas de agua sería hacer otra autobiografía, porque hoy no sé si es incendio o disturbio, pero siempre será desorden: gracias por aparecer, por las lluvias torrenciales (por lloverme y por lloverte y por llovernos) por la hoja certificada, por cada paso de la mano, porque simplemente la plenitud y la perfección existen cuando estamos, estar de estarnos y de ser todo en cada despertar.
He disfrutado cada momento porque he aprendido de cada uno en distintas dimensiones. Estoy queriendo ahora a lo que me queda de familia, a Liz lombriz que es mi guerrera favorita, que sonríe, con quien giro y río como si nada más importara, con quien repito las vocales y con quien persigo mi sombra bajo el sol. Disfruto de todos los minutos que estamos juntos y extraño lo que ya no podemos hacer, lo que ya no podemos decir, a lo que ya no podemos jugar. Es todo distinto, pero aún así, lo vivo.
Estoy construida con una base de acero, estoy plantada sobre el pilar más indestructible, el de la poesía, y te agradezco infinito POESÍA, que me mantienes viva, que me salvas, que me abrazas. Te siento cerca. Siempre has estado ahí, cerquita, respirándome entre las pestañas, acariciándome las heridas. Que siempre das en el blanco para matarme y para la resurrección. Soy Alina, nuestro coincidir, la decisión y su entrega; soy Alma Consuelo de sonrisa interminable con su caballo; soy América, los cartoneros y la rabia; son Ana Patricia, el tango y toda Colombia; soy Auramar, su lucha, la mirada clara y su Guerrero; soy Brenda, muchacha colibrílote, compañera de viaje y de dormir en los pisos de los restaurantes; soy Carolina, las largas platicas, el cine en francés, nuestros viajes y la confidencialidad; soy Claudia del Pilar, el vino chileno, su espalda cansada y la charla sobre Allende; soy Claudia Solano y su seriedad; soy Deilú riendo a carcajadas, artesanías de molde que no valen $100 y su Cajamarca; soy Edith, la consciencia, los sombreros de palma y el maíz; soy Ma. Elena, madre del país de las Nubes, quien no se cansa; soy Eurídice maestra, velando por la paz desde el poema; soy GabyGarcía, norteña atrabancada, echando cerveza helada y diciendo ‘nel’ como chilanga (cuenten a la hermana de la Tiyei); soy Irma, tan ligera, de vista al horizonte, tan cercana al fuego, de corazón mixteco y pies andantes; soy Jacinta le tengo miedo a las catrinas, viajando por la vida, echando mezcalito, puro Morelia; soy Marcela Reyes, el gran teatro, el combate y toda La Serena; soy Mayra Dee intentando el acento chilango, porque mi acento norteño no tiene madre y está bien chilo, escucho a Oliverio en la camioneta y está curado; soy Teresita bien warrior y toda la Argentina, admirando el suelo mexicano; soy Noemí pies de ruedita de maleta sin rumbo fijo; soy Olga hablando de psicología social y pintándome la cara de gato; soy la Roux entrando al baño de batos porque la fila de las morras es larga, quejándose de lo que el tiempo le hace a la piel, disfrutando Flor de Piña; soy Silvia y su jarana, puro Veracruz sonando a Golpe de Mar, dibujando el recorrido del viento, cada una de sus décimas; soy Yadira y la vista hermosa de todo Jalisco, tatuándome a colores, sentada en el café, recordándonos a todas…
Soy cada hilo enredado en mi carne. Los 38° a los que me llevó el Jeff mientras lo molestaba con el ticket y el sax, compartiendo espejismos con los más peligrosos del norte; escuchando a la morra con la epígrafe de Abigael, soy su voz y ella es la mía, como cada una de las nuevas travesías que a futuro se ven bien con la combinación del calor, la Socio y la Psico, serpenteando con Elisa; soy La Rata ardiendo como poeta de juguete; el Paris barbón y ese Jolgorio antiprotocolario, Ingmar y el eco atinado; Laura y el sombrero; soy el libro no escrito a las 3am con Mohsen y la risa de manicomio, el corcho del vino que compartió esa noche, además del poema en persa; soy Claudia y los Vuelos de barlovento que he hecho tan míos; soy Odette y los mojitos perfectos con sabor a querer más; soy Serch preguntando por mis maestros; soy Maya dándome monedas de a $5 pa’ echarle a la rockola y poner las de JuanGa y unas cumbias porque pinshis chilangos nadie los para; soy Luis y el pago de la lancha que nos llevó al centro del mar; soy la sonrisa de Oralia y la charla con David; soy la lista interminable de toda la magia que se logra con un cruce de fronteras y un Oxxo sin azules ni rojas, porque los poetas tienen que hidratarse. Soy el surf de esa tarde y la verdad pesada de la noche. Esa depresión post-Horas, esas ganas de volver por siempre…
Gracias Poesía por la coincidencia, porque me tienes a tus pies. Lamiendo las palabras de Reinaldo, Reinaldo de exilio y fuerza. David, mi vida siempre. GRACIAS POR AULLAR JUNTOS.
Rescataré siempre el coincidir en la fecundación del amor de mis padres, mamá de flores, papá de árboles: gracias a ustedes por aguantar cada impulso, por ir por mí hasta tarde, por darme su confianza, por creer en mí, por reír conmigo; les agradezco que sonrían cuando yo lo puedo ver.
Soy por el tiempo, que siempre atina… Tutsi pop. 0101110101011010111001. El cielo se repite el cielo se repite el cielo se repite el cielo se repite se repite el cielo se repite el cielo se repite el cielo se repite se repite el cielo se repite el cielo se repite el cielo se repite se repite el cielo se repite el cielo se repite el cielo se repite se repite el cielo se repite el cielo se repite en los ojos de AlexV… 17:50.







“¡Tanta vida y jamás me falla la tonada!”

-César Vallejo.